28 de marzo de 2012

¿Hasta cuando nos vamos hacer los distraídos?

Los ojos del mundo ayer fueron testigos de un acto de represión del Gobierno cubano hacia un ciudadano de a pié, que con todo el valor después de ingeniársela para estar lo más cerca del Papa Benedicto XVI exclamó a viva voz: "Abajo el comunismo".

Los ojos del mundo quedaron atónitos cuando un sujeto, perteneciente a la seguridad del Estado cubano, portando la insignia de la CRUZ ROJA y una camilla, que debiera ser para socorro en alguna emergencia, agredió físicamente con trompadas y "camillasos" a éste hombre que descargó su sentimiento reprimido, a fin de ser oído fuera de Cuba gracias a la prensa que estaba presente.

Esto que el mundo ha sido testigo, no es nada más ni nada menos que aquello que el pueblo cubano vive diariamente, y apenas logran denunciar en 140 caracteres de twitter, ya que todos los medios de prensa locales están controlados por el Partido Comunista Cubano, dueños y señores de toda la isla. Esto que a todos los habitantes del planeta le ha causado impresión, en Cuba es tan normal como ir a comprar el pan por las mañanas.


Cuba es una dictadura como todo el mundo lo sabe y ya no caben dudas al respecto. El Gobierno cubano como toda dictadura, reprime a todos aquellos que se manifiestan pacíficamente en contra de ésta, buscando la Libertad e Igualdad para todos por igual, aún así para aquellos que con todo derecho exigen una mejor forma de vida. Tal es el caso que a más de 150 políticos disidentes y activistas de Derechos Humanos, les han prohibido acercarse a los actos que se llevaran a cabo durante la visita del Papa, cercándolos en sus hogares con miembros de la seguridad del Estado, a fin de evitar cualquier manifestación pública e incentivar al resto de los cubanos "dormidos y temerosos" a exigir en masa todo aquello que en voz baja y tímidamente diariamente expresan entre sus pares.

Ser disidente en Cuba o mucho menos aún, pensar de otra forma a la que el Gobierno "exige" es motivo suficiente para ser considerado contra revolucionario, gusano, mercenarios o agentes de la CIA, todos adjetivos descalificativos con el simple objeto de ser señalado como el enemigo.

El aberrante hecho cometido ayer, por un miembro de la CRUZ ROJA CUBANA frente a la prensa de todo el mundo, es una simple y mínima muestra de todo aquello que el pueblo cubano vive a diario. Dudo que haga falta pedir a los países del mundo, se imaginen por un instante todo lo que puede llegar a suceder cuando las cámaras se apaguen y los periodistas vuelvan a sus patrias de origen. 

El hostigamiento, la represión, el encarcelamiento sin juicio justo, la persecución política y civil, las manifestaciones públicas con agentes encubiertos como "civiles" en hogares de disidentes, el bloqueo de líneas de comunicación, la privación de acceso a internet, y el uso de los medios de prensa locales para atacar a todos aquellos que exigen una justa vida mejor, son algunas de las técnicas utilizadas por el régimen dictatorial de los hermanos Castro para silenciar y mantener a éstos controlados.

Es hora de que el mundo deje de hacerse el desentendido y ponga los ojos en Cuba, es hora que los ciudadanos de todo el mundo exijan a sus gobernantes que se manifiesten y repudien públicamente estos aberrantes hechos de violaciones a los Derechos Humanos. Es hora que abandonemos esta farsa creencia de que el régimen cubano es un modelo justo, donde el amor, la igualdad y los derechos llegan a todos por igual. Lo de ayer no deja lugar a dudas, lo de ayer es una clara señal de que el régimen está dispuesto a cualquier cosa por silenciar las voces que reclaman, por perpetuarse en el poder, y negarle derechos a un pueblo que por más de 50 años ha vivido preso en su propia tierra.


Fuente: CubaLadoB.

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